La
profesión de chapista se aprende
con los años y normalmente con
la ayuda de un oficial durante las actividades
como aprendiz y con mucha vocación.
Es una profesión muy artesanal
y que requiere de mucha experiencia
pues se hacen trabajos de lo más
variopinto y a la vez complicados.
Chapista según la Real Academia
de la lengua Española significa:
persona que trabaja la chapa.
Pero
en todos los años que he estado
en la chapa y pintura, el trabajo del
chapista se extiende muchísimo
más de ese significado.
Para hacerse una idea, voy a nombrar
algunos de los trabajos “habituales”
del chapista oficial y los que “pertenecen”
a los pintores. (Esto claro está,
es desde mi experiencia y algunas costumbres
de los talleres de mi localidad).
Aquí
van algunos trabajos habituales de los
chapistas:
Reparación
de abolladuras en general.
Entendimiento y uso de la bancada.
Presupuestos para peritaciones.
Soldadura con todo tipo de máquinas,
para multitud de objetos y materiales.
Desmontajes y montajes.
Reparación de plásticos
(paragolpes, faldones, etc.).
Entendimiento y reparaciones de fibra.
Sustitución y pegado de lunas.
Reparación de cerraduras y derivados.
Reparación de asientos.
Y en muchos casos, desmontajes de salpicaderos,
elementos mecánicos, etc.
Los
pintores desempeñan trabajos
como:
Pintado
general y parcial con multitud y variedad
productos.
Enmascarar o empapelar tanto para imprimaciones,
como para pintura.
Aplicación de fondos y enmasillados.
Lijados de todo tipo.
Entendimiento de programas informáticos
para formulas de colores y colorimetría.
Pulir diferentes tipos de imperfecciones.
Y en muchos casos lavar vehículos,
mantenimiento, etc.